lunes, 25 de junio de 2012

Rememorar un libro es una cosa maravillosa, provoca sensaciones que son realmente insuperables.
Ayer, domingo por la tarde mientras trabajaba estudiado la vida de Niceto Alcalá-Zamora y Castillo, por esas cosas misteriosas de las relaciones, me llegó en un descanso, mientras tomaba un sorbo de café, el recuerdo de Gianni Rodari y sus Favole al telefono.
El libro me lo regaló hace un poco más de un año una amiga en Macerata y resultaba la evocación a otro encuentro anterior con Rodari cuando era niño, y disfruté de Palabras para jugar editado por Gente Nueva en la Habana.
Ayer, en un instante de mi domingo me llené de sonidos y olores de un tiempo que se fue, pero vuelve de vez en cuando de la mano de Gianni Rodari.